Los orígenes de Cedillo del Condado
Nada sabemos del origen de Cedillo del Condado, al menos de su primera población. Sabemos que Tocenaque era un pueblo mozárabe (citado en 1239 como la “Alameda de Tocenaque”), hoy unido a Cedillo del Condado.
Ya las tribus prerromanas estaban asentadas por estas tierras. Así, el reciente descubrimiento del yacimiento de “El Cerrón”, en el término de Illescas, pero a escasa distancia del núcleo poblacional de Cedillo, con importantes restos arqueológicos, dan fe de esa circunstancia. Se trata de un santuario carpetano de la segunda edad del hierro, de entre los siglos IV y II antes de Jesucristo.
Volvió a ocuparse en época medieval, posiblemente por los árabes, al haberse encontrado inscripciones en este idioma, junto al arroyo de “Las Dos Villas”. En cualquier caso el término de Cedillo se encuentra situado en el corazón de la Carpetania.
También los romanos tuvieron presencia próxima. Prueba de ello son las lápidas e inscripciones aparecidas en pueblos de la zona, Casarrubios y Recas entre los más próximos, así como la existencia de caminos de esa época, como el que unía Azaña (Numancia) y Esquivias. No podemos dejar de mencionar, tanto por su cercanía como por su importancia, el descubrimiento de la Basílica romana (la más antigua descubierta hasta ahora en España), y de la Villa adyacente, atribuida a Materno Cinegio; sita en el termino de Carranque.
Nos consta que los musulmanes también estuvieron por la zona, en parte con asentamientos estables, los castillos de Olmos y de Canales así lo atestiguan; como en sucesivas aceifas, provocadas no sólo por ser tierra de frontera con los cristianos, sino por el carácter levantisco de Toledo durante todo el califato. Así, Abderramán III acampó el 18 de julio del año 939 junto al castillo de Olmos, sufriendo al poco, en el mes de agosto, la derrota de Simancas; estando situado en aquellos tiempos el término de Cedillo en la denominada Frontera Media, bajo control musulmán.
En el año 1086 Alfonso VI conquista Toledo, pasando el territorio de Cedillo a ser cristiano, incorporado a la corona de Castilla, repoblándose La Sagra en su conjunto y sufriendo las sucesivas razzias musulmanas hasta que la frontera se desplazó hacia el sur.
La Carta Puebla (SXII)
Aunque no tenemos certeza de la primera población de Cedillo, casi con seguridad anterior a la fecha de su carta-puebla, es en ésta donde aparece mencionado por primera vez.
Estas cartas-pueblas no eran sino documentos de donaciones de propiedades a aquellas personas que se atrevieran a asentarse en lugares relativamente peligrosos, por encontrarse cerca de las marcas fronterizas o, desaparecidas éstas, como terrenos sin dueño y de alguna forma desiertos, para repoblarlos.
La carta-puebla de Cedillo se da en el año 1152 por el Conde Manrique de Lara; no está claro si la da como propietario que cede lo suyo, o más bien en calidad de tenente de la ciudad de Toledo, lo que parece más probable. Dicha carta-puebla está redactada en latín, y su traducción sería aproximadamente la siguiente:
De la dacción de Cidello a sus pobladores.
Cristo. En el nombre de Dios y en su gracia. Yo el Conde Amalrico hago carta de donación a los pobladores de Cidello de esta misma aldea para que siempre ellos y sus hijos y toda la generación que de ellos provenga hayan y tengan y posean con derecho hereditario perpetuo y hagan de aquella heredad lo que quisieran, dar o vender a quienquiera que quisieran a salvo sin embargo de mi juro. Esto es, para ti Pedro Negro una heredad de cuatro yugadas (1). Para Santa María una heredad de dos yugadas. Para Benedicto una heredad de una yugada. Para Pelayo Garganta, ésta por tres yugadas. Para Enego Pascual, la heredad que tiene. Para García, la heredad que tiene. Para Cristóbal, la heredad que tiene. Sem Ferro, la heredad que tiene. Pascual Flain, con su heredad. Domingo Blasco, la heredad que tiene. Pedro Domingo, con una yugada. Enego Domingo y Blasco Domingo, la heredad que tiene (sic.). Benedicto Juan Mezmunde, una yugada. Raimundo de Fontanelas, Pedro sobrino de Pedro Negro. Del mismo modo, hago carta a los de Balaguera. Valerio Enego en Balaguera, una heredad por tres yugadas. Para Pedro Juan, la heredad que tiene. Para Nuño, del mismo modo. Castellano, Pedro Peláez, Don Polo, Pedro Longo. Padre de Pedro Peláez.
Carta hecha en el mes de febrero en la era de mil ciento noventa. Siendo Alfonso Emperador de Toledo e imperando en toda España. Alcaide en Toledo, Uter Roiz. Alguacil, Esteban Abenbrán. Alcaldes, Antolín Negro, Julián de Capello.(2)
Así pues, tenemos un lugar con carta-puebla otorgada por el Conde Manrique de Lara al que se da en la carta de donación el nombre latino de Amalricus, o Amalrico en traducción directa al castellano, un pueblo con nombre árabe pero con posible conexión con un médico judío y con población mezclada.
(1) Una yugada es la extensión que puede labrarse con una yunta en un día. En algunas zonas equivaldría a 50 fanegas de marco real, es decir, alrededor de 32 hectáreas. Sin embargo no podemos dar por sentada esta equivalencia y, en consecuencia, es difícil saber la extensión real que otorgaba esta carta.
(2) Es significativo señalar que el nombre que aparece en esta carta-puebla no es el de Cedillo, sino el de Cidello. El Conde de Cedillo sostiene que el nombre de Cidello debe entenderse como diminutivo de la palabra árabe Cid, o sea señor, y vendría a significar algo así como “pequeño señor”. Sin embargo hay quién ha relacionado dicho nombre con el de un conocido médico judío de la corte de Alfonso VI, apodado Cidello, aunque su nombre era Jusef Ibn Ferrusiel.